El debate entre liderazgo y motivación ha sido un tema recurrente en la esfera del desarrollo organizacional. Mientras que algunos expertos ponen el liderazgo en el pedestal del éxito organizacional, otros argumentan que la motivación es la verdadera fuerza impulsora detrás de la eficacia y eficiencia de cualquier equipo. Pero, ¿podríamos considerar a una más importante que la otra? ¿Es posible subordinar una a la otra, y cómo influyen los factores internos y externos en este dinámico?
Resumen
En lugar de preguntarnos si el liderazgo o la motivación es más importante, deberíamos considerar cómo estos dos elementos interactúan y se refuerzan mutuamente dentro de la complejidad de las organizaciones modernas. El verdadero desafío es encontrar maneras de cultivar ambos de manera que se complementen y fortalezcan, llevando a la organización hacia el éxito. La reflexión sobre estos temas no solo es crucial para los líderes y gestores, sino para cualquier individuo que aspire a contribuir positivamente dentro de su entorno de trabajo. La interacción entre liderazgo y motivación, influenciada tanto por factores internos como externos, es donde reside el verdadero arte de la gestión organizacional.
La Interdependencia entre Liderazgo y Motivación
Primero, es fundamental entender que liderazgo y motivación, aunque distintos en su naturaleza, están profundamente interconectados. El liderazgo es el arte de influir y guiar a otros hacia un objetivo común, mientras que la motivación es el motor interno que impulsa a las personas a actuar hacia la consecución de esos objetivos. Sin un liderazgo efectivo, la motivación puede perderse o desviarse hacia metas no alineadas con los objetivos organizacionales. Del mismo modo, sin motivación, incluso el liderazgo más visionario se encuentra con obstáculos insuperables, ya que la implementación de cualquier visión depende de la voluntad y el compromiso del equipo.
¿Qué es más importante?
La pregunta sobre qué es más importante lleva a un callejón sin salida, ya que ambos elementos son cruciales y complementarios. Sin embargo, podríamos considerar que la base de todo éxito organizacional reside en el equilibrio entre estos dos. Un liderazgo fuerte sin motivación resulta en equipos que carecen de la pasión o el compromiso para realizar sus tareas. Por otro lado, la motivación sin liderazgo puede conducir a un esfuerzo descoordinado y a la falta de una dirección clara.
La Subordinación: ¿Es Posible o Deseable?
Subordinar una a la otra no solo es contraproducente, sino que también puede ser dañino para la salud organizacional. El liderazgo requiere comprender las motivaciones individuales y colectivas para canalizarlas efectivamente hacia los objetivos organizacionales. Ignorar uno en favor del otro sería ignorar la esencia misma de cómo funcionan las organizaciones como sistemas humanos.
El empleado que escuda no dar su 100% en ineptitudes, limitaciones o contradicciones de los jefes está tan mal como el Jefe que no es claro, tiene expectativas confusas o irreales y que se disculpa por la huelga de brazos caídos de su personal.
Entender las fortalezas de los demás y apoyarlos a brillar y hacer gala de sus cualidades en la consecución de objetivos comunes, habla de un liderazgo que promueve la motivación de los demás, que se apasionan e inspiran por aportar al todo organizacional, yendo a tope en cada actividad y en cada momento en el que asume su responsabilidad y hace lo propio, de manera congruente y constante. También debemos entender esto, si alguien no sabe, puede haber quien le enseñe, si alguien no puede, puede haber alguien que le ayude, pero si alguien no quiere, es imposible cargarlo y hacerse responsable de su inacción y falta de compromiso.
Es importante saber que es absolutamente imposible escindirse de una organización de la que formamos parte, el alumno, el maestro, el auxiliar, el administrativo, los padres de familia, los directivos, la autoridad educativa, tenemos responsabilidades, no podemos hablar de que nuestra institución, gremio, país, está bien por nosotros y mal por los otros, tenemos capacidades y el poder de transformar nuestros entornos, tenemos un tramo de responsabilidad en ello, no podemos sentarnos a advertir problemas y señalar culpables, asumamos responsabilidades y participemos de soluciones y propuestas.
Quejarse de la escuela, que hacemos todos nosotros, es como la pareja que se queja de la pareja que escogió, quejarse del problema de educación cuando una trabaja en ese sector, no resuelve problemas, las palabras tienen mucho menos efectos que nuestras acciones, aunque es evidente que una persona sola no puede hacer todos los cambios, la suma y alineación de voluntades sí tiene la enorme capacidad de tener efectos y alcances exponenciales.
El Impacto de lo Interno y Externo
Tanto los factores internos como externos juegan un papel vital en el éxito de una organización.
Los internos, como la cultura organizacional, la estructura, las reglas, las políticas y la comunicación, pueden fortalecer o debilitar tanto la motivación como el liderazgo. Los factores externos, como el mercado, la competencia y la regulación, también influyen en cómo el liderazgo y la motivación deben adaptarse y responder.
Es importante entender como las normas, instituciones y autoridades, los dueños, socios, los clientes, los usuarios y todos los stakeholders tienen una participación que influye en los contextos en los que trabajamos. Pero siempre debemos buscar ese equilibrio entre alinear todas las voluntades alrededor de objetivos compartidos, buscando el punto de convergencia entre lo ideal y lo posible, de acercar la realidad al ideal.
La Relación entre Liderazgo y Motivación
La relación entre liderazgo y motivación es dinámica. Un líder eficaz sabe cómo motivar a su equipo, no solo a través de recompensas externas, sino también fomentando un sentido de pertenencia, propósito y realización personal, su integridad y ejemplo pesan más que sus discursos. La motivación, por su parte, fortalece el liderazgo al alinear las energías individuales con la visión del líder, creando un ciclo virtuoso de inspiración y acción.
Ambas cualidades se potencian o se dividen, por lo cual no es el camino denostar o criticar, sino dar a cada quien su sitio y sumar talentos, capacidades y esfuerzos, bien articulados.
Los invito a todos a dejar de ver el mundo en maniqueos blanco o negro, en absolutos, a tratar de hallar equilibrios y procurar sinergias, las voces deben escucharse y conjuntarse armónicamente, los diversos tonos deben usarse en el lienzo, dividamos las cargas de los esfuerzos y deberes para disfrutar también los beneficios.
Como dijo Michael Jordan: “No dejes que el éxito se te suba a la cabeza, y no dejes que el fracaso te llegue al corazón”.
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